Industrias del yo

Las industrias del yo en Internet: identidad y producción masiva de imágenes

Las industrias del yo en Internet: identidad y producción masiva de imágenes

Internet y las nuevas tecnologías están modificando nuestra forma de estar en el mundo y nuestra manera de entender las relaciones personales. Conceptos tan arraigados como la privacidad o la intimidad están perdiendo su preponderancia, arrastrados por las aguas embravecidas de lo líquido, lo inmediato y lo excesivo.

Es posible que estemos frente a uno de los cambios de paradigma, antropológico y sociológico, más importantes de los últimos siglos. Se me ocurre que deberíamos de pararnos a pensar.  Sí, pararnos, apagar el ordenador y el móvil, sentarnos frente al vacío, mirar hacia delante y reflexionar sobre lo que estamos viviendo.

Pantallas, conexiones, enlaces, clics, Me gusta, votaciones, recomendaciones, estrellas, críticas, insultos y hasta amenazas de muerte. Miles de impactos sociales virtuales cada día. Si tuviéramos capacidad, los tendríamos cada hora, cada minuto, incluso cada segundo. La Red tiende al infinito, la capacidad de nuestro cerebro no (salvo que algún neurocientífico nos anuncie lo contrario un día de éstos).

¿Tiempo para pensar? Poco, casi nada, cada vez menos. Como dice la escritora y teórica Remedios Zafra, “no hay pensamiento sin tiempo para pensar”. A priori, nos puede parecer una afirmación tan obvia que nos haga perder su auténtico sentido: tiempo para pensar implica disponer de minutos, horas y días en los que los estímulos exteriores estén apagados.

Hoy en día, este tiempo para pensar es casi una utopía debido a la sobreabundancia de estímulos y de información, a la constante vibración de nuestro móvil, a esa sensación de que perdemos el tiempo si no estamos haciendo algo. Cada vez más, sólo nos quedan las ideas preconcebidas, las que ya han sido inoculadas en nuestro cerebro, las heredadas, aquellas que no requieren el esfuerzo de construirlas.

Ser en el mundo es ser visto en Internet

Remedios Zafra es una de las personas que, profundamente inmersa en el mundo virtual, en el Estado Mundial de las Pantallas, está intentando explicar qué cambios se están produciendo y qué consecuencias tienen.

En el ámbito cultural y social, la preeminencia del sentido de la vista sobre el resto no es, en absoluto, nueva; lleva siglos existiendo. Sin embargo, en las últimas dos décadas, con la llegada masiva de pantallas que intermedian nuestras relaciones laborales, personales y hasta las que tenemos con nuestro propio yo, su primacía es incontestable.

Hoy, vivimos, vemos y miramos la realidad –y lo que no es real pero tampoco ficticio: la pose, la representación- desde las pantallas de nuestros portátiles, televisiones y móviles. La visibilidad en Internet, en las redes sociales sobre todo (Youtube incluido), es lo que da sentido a la vida de muchas personas, que lo que más temen es perder esta visibilidad: ser menos populares, recibir menos Likes o ver reducido el número de sus seguidores.

Este fenómeno de la exposición total de uno mismo a través de vídeos, de fotografías, de enlaces, de comentarios, está llevando a una renuncia a la privacidad. Las generaciones jóvenes, los llamados Millenials o nativos digitales, han crecido en un ámbito tecnológico que ha cambiado la privacidad por (una nueva forma de) libertad, la intimidad por la visibilidad. No creo que sea una construcción social de estas generaciones sino la consecuencia del desarrollo de las industrias tecnológicas (industrias del yo, como las denomina Remedios Zafra).

Las industrias del yo –Youtube, Instagram, Facebook…- se alimentan de las personalidades y  las imágenes de sus usuarios. Digámoslo claramente: se forran gracias a todo lo que compartimos con ellas sobre nosotros mismos. Facebook sabe más de ti que tu madre, afirmaban hace unos meses los medios de comunicación. Y ya existen algunas herramientas de software que, con la información que corre por las redes sociales, pueden suplantarte, decidir por ti lo que te gusta y ¡acertar!

Identidad

Me pregunto qué implicaciones tiene esta exposición intensiva a las pantallas y las redes sociales en relación con la identidad. Antes, nuestro sentido de la pertenencia estaba vinculado a una familia, un grupo humano, una religión, una corriente de pensamiento o una clase social (o económica).

Ahora, como afirma Zafra, formamos parte de colectividades online y nos dejamos llevar por el gobierno de la muchedumbre, de la masa. Nuestra identidad se transforma con cada nueva foto subida a las redes, con cada nuevo Me gusta. En las redes, somos poliédricos, líquidos e inestables, pero ¿y fuera de ellas, en la realidad, en el mundo material?

¿Quiénes somos, realmente? ¿Ese personaje que posa en los selfies, ese que se presenta a diario frente a sus seguidores a través de la webcam?¿Ese comentarista incansable que reparte sus opiniones por cientos en todo recuadro que se le presente? ¿Esa persona perseguida, insultada y amenaza por gentes anónimas a través de Twitter? ¿El creador de contenidos virales, del post más leído, del tweet más enlazado?

¿Somos la misma persona dentro y fuera de Internet?

Saber +

Os dejo el vídeo de una conferencia que ofreció Remedios Zafra en el Círculo de Bellas Artes de Madrid: “El público en la pantalla”. Poco más de media hora en la que hace preguntas de calado, encuentra respuestas y, sobre todo, nos invita a pensar.

 

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